LA CLAVE ESTA EN LA POESIA

                J0SEPH BRODSKI. POEMAS ESCOGIDOS. 1962-1996.

                                                           SIRUELA. 144 PAGS.

Joseph Brodsky (San Petersburgo, Rusia-  1940-Nueva York, EE.UU.- 1996)poeta rusoestadounidense de origen judío. Se lo considera como uno de los poetas más grandes de la época soviética junto con Borís Pasternak y Anna Ajmátova, el más importante en lengua rusa de la segunda mitad del siglo XX. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1987.

En 1964 fue procesado por "parasitismo social" en 1964 y condenado a cinco años de trabajos forzados. Gracias a la intercesión de varios intelectuales, cumplió solo una parte de la pena. Desde entonces, conservó una actitud de discreción hacia el régimen y, si bien nunca fue afiliado a la discrepancia política que tantos intelectuales compartían, sí mostró reserva en su relación con las autoridades soviéticas. Pero en 1972 acabó expulsado de la Unión Soviética. Tras dos breves estadías en Viena y Londres, se instaló en Estados Unidos, donde impartió clases en varias universidades y obtuvo una nueva nacionalidad en 1977.

 De su período en el exilio, que constituye la mayor parte de su vida, cabe destacar los poemarios El fin de la bella época (1976), Parte de la oración (1977), En Inglaterra (1977), Nuevas estancias a Augusta (1983), Urania (1987) y Paisaje con inundación (1996). 

"Quien escribe un poema lo escribe, antes que nada, porque el poema es un colosal acelerador de la conciencia, del pensamiento, de la percepción del mundo".
Del discurso de Joseph Brodsky al recibir el Premio Nobel de Literatura

Poemas escogidos (1962-1996)

A caballo entre dos lenguas durante décadas, el bilingüismo de Brodsky no solo revitaliza con singular desenvoltura un lenguaje heredado, sino que también proyecta una radical y profunda exploración de sus metros e imágenes, elevada a una forma particular de metafísica. Sin embargo, Brodsky es también un poeta eminentemente físico, cuyo tema fundamental es la encrucijada entre el espacio, el tiempo y los sentidos. Ningún otro escritor contemporáneo habla tanto de la intemperie. Sus musas no son Calíope ni Tersícore, ni sus artísticas hermanas asociadas con emociones y sentidos, sino Urania, musa de la astronomía, «más vieja que Clío», matrona del conocimiento estelar, del espacio puro, de esas extensiones heladas en medio de las cuales el hombre parece el derrubio lodoso que arrastra un glaciar.

Esta antología recoge una muestra esencial de la poesía de Brodsky en una traducción que intenta hacer justicia a su grandeza formal.

                                          VITA LONGA. MARY OLIVER.

                                                  ERRATA NATURAE. 224 PAGS.

Mary Oliver (Maple Heights, Ohio, Estados Unidos- 1935 – Hobe Sound, Florida, Estados Unidos- 2019), nació en el seno de una familia disfuncional. Por esa razón, desde muy pronto la escritura, la lectura y las escapadas a los bosques cercanos se con­virtieron en tempranas herramientas de huida o defensa. Estudió en la Universidad Estatal de Ohio y en el Vassar College, aunque no llegó a obtener ningún título ni tuvo mayor interés en ello. A los veintiocho años publicó su primer poemario, y desde entonces su trabajo siempre se inspiró más en la naturaleza que en el mundo humano, y provino de su inexpugnable y constante pasión por los paseos solitarios por territorios salvajes. Ganó tanto el National Book Award como el Premio Pulitzer (1984) , impartió clases en la Universidad Case Western Reserve, ocupó la cátedra Catharine Osgood Foster en el Bennington College y fue doctora honoris cau­sa por cuatro universidades distintas. Fue autora de más de una treintena de libros, la mayoría poemarios y unos pocos ensayos, entre los que cabe destacar La escritura indómita, Horas de invierno (ambos publicados por Errata naturae), Why I Wake Early (2004) o Blue Horses (2015).  

En Vita longa tenemos el regalo de la escritura de Mary Oliver es comunicar la belleza sencilla del mundo y hacerla inolvidable. Esto nunca ha sido más cierto que en la luminosa colección de ensayos y poemas que conforma Vita longa. Con la gracia, la delicadeza y la precisión que caracterizan toda su obra, Mary Oliver nos muestra en este libro que escribir «es una forma de alabar el mundo», y nos sugiere, de forma aparentemente sutil pero inapelable, que leamos sus ensayos y sus poemas como «repentinos aleluyas» con los que celebrar el esplendor de la existencia.

Así, ya sea relatando su encuentro con un pececillo varado en la marea baja, o la sensación sagrada de ser bautizada por el agua que emana del espiráculo de una ballena, o la conexión que trasciende todas las palabras y que, por un instante, une su alma con el paisaje, Mary Oliver invita a sus lectoras y lectores a reencontrarnos a nosotros mismos y a volver a situar nuestras experiencias en el lugar que verdaderamente merecen: el centro del mundo. Pero, además, también nos habla de sus escritores favoritos, sobre los que escribe y reescribe como si su amor por ellos y su deseo de atrapar la esencia última de su obra no se agotara nunca.

El torbellino de belleza y perplejidad que le sugiere William Wordsworth; el inquietante regusto dulzón que siempre le deja Nathaniel Hawthorne o la admirable determinación que aprende de Ralph Waldo Emerson, quien le recuerda, a ella y a nosotros, que «la auténtica vocación de un ser humano hace girar todas las pesadas velas de su existencia hacia ese propósito superior». ¿Qué otra cosa sería Vivir, escrito con una gran V mayúscula?

En el arranque del libro Oliver señala, "...Escribir poesía —para mí, al menos— es una manera de dedicar alabanzas al mundo. En este libro encontrarás, intercalados entre los textos en prosa, unos cuantos poemas. Plantéatelos así, como pequeños aleluyas. No tratan de explicar nada, como hace la prosa. Se limitan a aparecer, sin más, y respiran. Un puñado de lirios, o de chochines, o una trucha entre las sombras misteriosas, el agua helada y los robles sombríos".


                             POESIA COMPLETA. ERNESTO CARDENAL.

                                            ESPASA. 1280 PAGS.

 La obra de Ernesto Cardenal , de una importancia capital y calidad incontestable, se sitúa en las encrucijadas históricas y estéticas de una parte muy relevante de la poesía contemporánea. Desde que en los años cincuenta empezaron a circular copias mimeografiadas de algunos de sus epigramas, su capacidad para conectar con los lectores ha sido extraordinaria: así, Salmos, Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, los «poemas indios», Oráculo sobre Managua, Cántico cósmico o Telescopio en la noche oscura han ampliado las posibilidades de la palabra poética en el ámbito hispánico.

Su obra tuvo una especial voluntad de comunicación, de sencillez y claridad; a partir de su objetivismo, de incorporar elementos de la vida real, cosas concretas, tanto datos históricos como detalles precisos de cifras, hechos y anécdotas, alcanzó las más altas cotas líricas, en la relación con los otros, consigo mismo y su fe, así como con el universo totalizador en un encuentro místico: «En mi poesía cabe absolutamente todo», afirmaba. Asimismo abrió nuevas vías poéticas, que darían figuras de la talla de Nicanor Parra, Mario Benedetti y el primer Gelman.

Al compilar el conjunto de la obra del gran maestro nicaragüense en el centenario de su nacimiento, trazamos un arco de búsqueda, inquietudes y respuestas creativas, que va de los Epigramas hasta En el camino de Emaús, su última obra escrita y que no fue incluida en su poesía completa hasta esta ocasión. Un monumento poético y humano que nos sigue interpelando.

Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua- 1925-Managua, Nicaragua- 2020) inmortal poeta, sacerdote, escultor, teólogo y escritor, así como también ejerció de ministro de Cultura en Nicaragua, entre 1979 y 1988; además fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua (2010) y doctor Honoris Causa por la Universidad de Valencia (1987), la Universidad de Huelva (2013) y la Universidad de Valparaíso (2014). Asimismo, fue distinguido con los siguientes premios, entre otros: Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2009), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2012), Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña (2014), Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío —máxima distinción de su país— y el Premio Mario Benedetti (2018).

Ha publicado, entre otros libros Hora 0 (1960), Gethsemani, Ky., Salmos (1964), Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965), El Estrecho Dudoso (1966), Homenaje a los indios americanos (1969), Vida en el amor (1970), Canto cósmico (1989) o Telescopio en la noche oscura (1993). También tres volúmenes dedicados a sus memorias: Vida perdida (1999), Las ínsulas extrañas (2002) y La revolución perdida (2003).

Fotografía: © Cortesía Fundación Ernesto Cardenal

Sobre el mojado camino 

Sobre el mojado camino en el que las muchachas con sus cántaros van y vienen,
cortado en gradas en la roca,
colgaban como cabelleras o como culebras
las lianas de los árboles.
Y una especie de superstición flotaba en todas partes.
Y abajo:
la laguna de color de limón,
pulida como jade.
Subían los gritos del agua
y el ruido de los cuerpos de color de barro contra el agua.
Una especie de superstición...
Las muchachas iban y venían con sus cántaros
cantando un antigua canto de amor.
Las que subían iban rectas como estatuas,
bajo sus frescas áncoras rojas con dibujos
los cuerpos frescos de figura de ánfora.
Y las que bajaban
iban saltando y corriendo como ciervas
y en el viento se abrían sus faldas como flores. 


                                           RAZÓN DE AMOR. PEDRO SALINAS.

                                           ALIANZA EDITORIAL. 128 PAGS.

Último libro del inmortal  Pedro Salinas (Madrid- 1891- Boston, Estados Unidos- 1951 ) publicado en España en vida de su autor, Razón de amor aparece en 1936, el mismo año en que da comienzo el largo exilio americano del poeta. 

Merece la pena situar los datos más relevantes de su biografía que  centramos en su faceta de escritor, profesor y poeta relevante de la Generación del 27, considerad como el "poeta del amor". En su faceta de traductor  contribuyó al conocimiento del novelista francés Marcel Proust en el mundo hispanohablante. También cultivó el ensayo, la narrativa, el teatro y la crítica literaria. Fue catedrático de Literatura española en varias universidades españolas, labor que prosiguió en Puerto Rico y en varios centros norteamericanos tras exiliarse al finalizar la Guerra Civil española. 

Estudió Derecho en la Universidad de Madrid, que abandonó a los dos años para matricularse en Filosofía y Letras (materia en la que se doctoraría en 1917 con una tesis sobre las ilustraciones del Quijote).

Con 20 años, interesado en la poesía, busca una libertad formal en el ritmo y rima que le haría destacar entre sus contemporáneos, publicando en la revista «Prometeo» sus primeros versos. De 1911 son sus primeros poemas ("espeluznantes", según posterior confesión de Salinas) publicados por Ramón Gómez de la Serna en su revista Prometeo. En 1913, recién licenciado, es nombrado secretario de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid, y trabaja como lector de español en la Sorbona de París, hasta 1917, que vuelve a España tras ganar la cátedra de Literatura española en la Universidad de Sevilla. Estos años en París, recién casado con Margarita Bonmatí, le permitieron traducir los primeros volúmenes de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. 

Vive en Sevilla hasta 1929, donde conoció a otro gran poeta de la Generación del 27, Luis Cernuda, y durante el curso académico 1922-1923, realizará un lectorado de español en Cambridge, donde había acudido después de solicitar  excedencia en 1922. 

Publica su primer libro de poemas Presagios en 1924, y ya trasladado en Madrid, a finales de los años 20, trabaja en el Centro de Estudios Históricos junto a Ramón Menéndez Pidal. En 1930 permuta su cátedra sevillana por la cátedra de Jorge Guillén en la de Murcia, aunque nunca llegó a impartir docencia en ella. En ese mismo año comenzó a ejercer en la Escuela central de Idiomas, en Madrid, donde más tarde, en 1932, fundó la revista Índice Literario. Entre 1928 y 1936 se integra en las actividades y objetivos de la Institución Libre de Enseñanza, a través del Centro de Estudios Históricos. Desde 1933 fue director de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo en Santander.

En el verano de 1932 (con 41 años) conoció a una estudiante estadounidense, Katherine R. Whitmore, seis años menor que él, que sería luego profesora de lengua y literatura española en el Smith College (Northampton, Massachusetts), de la que se enamoró. Ella fue la destinataria de su trilogía poética La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento. El romance se mantuvo, en forma epistolar, cuando Katherine regresó a Estados Unidos para proseguir sus estudios; volvió la joven para el curso académico 1934-1935, pero la mujer de Salinas descubrió la infidelidad e intentó suicidarse, por lo que Katherine decidió poner fin a la relación. La Guerra Civil y el exilio de Salinas en Norteamérica dificultaron la misma. 

Sorprendido en Santander por el golpe de Estado que daría paso a la guerra civil española, se trasladó a Francia, desde donde marchó al exilio en los Estados Unidos.  Es invitado por el Wellesley College (Boston), donde dio clases hasta 1939, para luego pasar a la John Hopkins University de Baltimore. Consiguió reunir a su familia que vivía en el exilio entre Argel y Francia y ya instalados en EE.UU., sigue con sus clases en Baltimore, excepto un periodo de 3 años, 1943 a 1946, dando clases en la Universidad de Río Piedras, de Puerto Rico, lugar donde está enterrado tras morir en Baltimore en 1951.  

Reduce la  creación de la poesía a tres elementos: "Estimó en la poesía, sobre todo, la autenticidad. Luego, la belleza. Después, el ingenio".

Su obra poética está dividida tres etapas: inicial o de poesía pura, de plenitud o amorosa y del exilio:

Primera etapa: está marcada por la influencia de la poesía pura de Juan Ramón Jiménez y los ecos de las vanguardias futurista y ultraísta. La idea de la depuración y perfección poéticas y el protagonismo que van cobrando en ella los temas amorosos perfilan lo que será su etapa de plenitud. Pertenecen a esta etapa Presagios (1923), Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931). 

Segunda etapa que está formada por la trilogía amorosa: La voz a ti debida (1933), cuyo título es tomado de un verso de la Égloga tercera de Garcilaso de la Vega, presenta la historia de una pasión amorosa, desde su nacimiento hasta la ruptura. Razón de amor (1936) examina lo que queda del amor cuando este acaba. La pasión y el dolor de la separación son, por lo tanto, los temas centrales del libro.Largo lamento (1939), cuyo título evoca un verso de Gustavo Adolfo Bécquer, continúa la línea marcada en las obras anteriores. Es una etapa de poesía genuinamente amorosa, fruto de su relación con  Katherine Whitmore.

Tercera etapa, la etapa del exilio (1940-1951). Está formada por El contemplado (1946), extenso poema en que dialoga con el mar de San Juan de Puerto Rico; Todo más claro y otros poemas (1949), donde trata el tema de la creación a través de la palabra, y su obra póstuma Confianza (editado con Poesías completas en 1955), afirmación gozosa de la realidad vivida.

Razón de amor, es un poema de 49 versos divididos en seis estrofas de diferente longitud. La estructura del poema es asimétrica.  Está dividido en dos partes, la primera de las cuales fluye como un largo poema, el poemario -cuyo título procede de un poema anónimo del siglo XIII que describe el encuentro de dos enamorados en un huerto florido- prolonga el tema de la separación de los amantes iniciado ya al final de La voz a ti debida, solo que aquí cobra un nuevo tono la voz del poeta, quien, por medio de la evocación, trata de exorcizar la ausencia de la amada. Como afirma Soledad Salinas de Marichal en la introducción del presente volumen, «se diría un diario íntimo y también una poesía de conjuros, dirigida a recordar, pero también a recobrar, el amor perdido para devolverlo a la realidad presente».


No rechaces los sueños por ser sueños

No rechaces los sueños por ser sueños.
Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
"Yo soy el sol, los cielos, el amor."
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.
Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.


Razón de amor. Pedro Salinas.