TEATRO EN EL LABERINTO

                      ANTONIO BUERO VALLEJO. OBRAS COMPLETAS I

                                      TEATRO 1949-1975

                                        FUNDACION JOSE ANTONIO DE CASTRO.  1416 PAGS.

La Fundación José Antonio de Castro está editando toda su obra teatral de Antonio Buero Vallejo,  el dramaturgo más importante de la segunda mitad del siglo XX  a lo largo de tres tomos. Los dos primeros a compilan su Teatro, con clásicos como Historia de una escalera o El tragaluz además de obras póstumas y no estrenadas. El último volumen, con un buen número de inéditos, nos revelará la faceta de Buero como ensayista, en la que transita de la literatura, la pintura o la política a las reflexiones acerca de su propia obra. Un corpus completo que también nos permitirá acceder a su perfil como poeta y autor de relatos cortos.  

Adentrarse en la lectura de sus obras ayuda a trascender la naturaleza efímera del espectáculo y a valorar una creación profundamente humana y humanista, en la que brillan por igual la inspiración del poeta y el sentido plástico de quien, antes que escritor, fuera también pintor. Un teatro inquietante, con el que Buero Vallejo renueva el género trágico y lo trae a los tiempos modernos y las situaciones cotidianas, bajo la inspiración de los que tuvo siempre como maestros: Velázquez, Calderón, Unamuno… 

El teatro de Buero Vallejo es una crónica social dramatizada donde los recursos escénicos y estéticos, el perfil de los personajes y el lenguaje que se utiliza hacen que sus obras sean asequibles, visibles, con un mensaje que todos podemos entender, más allá de los claroscuros que rodean los temas que abordan. Su peso está en manos de los personajes, sus éxitos y penalidades personales, el tiempo que les ha tocado vivir (guerra y postguerra), y falta de libertad en el antes, el ahora y el después. Podemos decir que es un teatro sociopolítico y sociopsicológico donde no falta la denuncia, el dramatismo, la ideología, lo humano y lo no humano. Y la presencia y protagonismo del propio autor que "conforma" el alma-espíritu de sus personajes, nos descubre sus obsesiones e integra los conflictos individuales y los condicionantes sociales.

Entrar en su lectura es una experiencia de vida sin lugar a dudas.

Este primer volumen Tomo I Obra dramática (1949-1975), recoge las siguientes obras:  Historia de una escalera. Las palabras en la arena. En la ardiente oscuridad. La tejedora de sueños. La señal que se espera. Casi un cuento de hadas. Madrugada. Aventura en lo gris. Irene, o el tesoro. Hoy es fiesta. Las cartas boca abajo. Un soñador para un pueblo. Las Meninas. El concierto de San Ovidio. El tragaluz. El sueño de la razón. Llegada de los dioses. La Fundación.

Del inmortal Buero Vallejo destacamos algunos de los hitos más relevantes de su biografía.

Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916 - Madrid,  2000), dramaturgo y pintor español, se aficionó a la lectura en la gran biblioteca paterna y también a la música y a la pintura: desde los cuatro años dibujó incansablemente. Su padre lo llevaba habitualmente al teatro y a los nueve años ya dirigía representaciones en un teatrillo de juguete. En 1932 recibió un premio literario para alumnos de enseñanzas medias y Magisterio por la narración El único hombre, que no se editó hasta 2001.

En 1934 estudia en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Después de finalizar la Guerra Civil comenzó a trabajar en la reorganización del Partido Comunista, al cual se había afiliado durante la contienda y de cuya militancia se fue alejando años después.  Acusado de "adhesión a la rebelión", permanece en prisión desde 1939 hasta 1946. Allí coincide con Miguel Hernández y entablan una fuerte amistad. Al ser puesto en libertad comienza a colaborar en diversas revistas como dibujante y escritor de pequeñas piezas de teatro.

Su debut se produce en 1949 con la publicación de Historia de una escalera (1949), obra galardonada con el Premio Lope de Vega y que tuvo un gran éxito de público en el Teatro Español de Madrid. Ese mismo año ganó también el premio de la Asociación de amigos de los Quintero con la pieza en un acto: Las palabras en la arena. Publicó y estrenó de forma constante en Madrid e Historia de una escalera fue llevada al cine por Ignacio F. Iquino.

Durante la década de los cincuenta escribe y estrena, en España y en el extranjero, obras tan significativas en su trayectoria literaria como La tejedora de sueños (1951), La señal que se espera (1952), Casi un cuento de hadas (1953), Madrugada (1953), Hoy es fiesta (1956) o Un soñador para un pueblo (1958). A pesar de varios problemas con la censura vigente, sigue estrenando títulos como El concierto de San Ovidio (1962), Aventura en lo gris (1954), El tragaluz (1967) -que se mantiene en cartel durante casi nueve meses- o Las Meninas, cuyo estreno en 1960 obtiene un éxito sin precedentes. Además, prepara versiones de Shakespeare -Hamlet, príncipe de Dinamarca- y Bertolt Brecht -Madre Coraje y sus hijos.
Posteriormente, realiza un ciclo de conferencias en varias universidades estadounidenses. En 1971 ingresa en la Real Academia Española (sillón letra X), y más tarde es nombrado socio de honor del Círculo de Bellas Artes y del Ateneo de Madrid. Asimismo, pertenece a diversas academias, comités y sociedades de América, Portugal, Alemania y Francia.

Firmó junto con otros cien intelectuales, encabezados por José Bergamín, una carta dirigida al ministro de Información y Turismo solicitando explicaciones sobre el trato dado por la policía a algunos mineros asturianos, lo que le acarreó el distanciamiento de editores y empresas. En 1964 la censura prohibió La doble historia del doctor Valmy, un alegato contra la tortura, que permaneció sin representarse en España hasta 1976, pasada la dictadura.5​ No volvió a estrenar hasta 1967, en el teatro Bellas Artes y bajo la dirección de José Tamayo, El tragaluz, la primera obra de teatro bajo el franquismo en la que se hacía una referencia directa a la Guerra Civil, y que obtuvo un enorme éxito. 
Durante los primeros años de democracia en España no cesa de estrenar obras: Jueces en la noche (1979), Caimán (1981) y Diálogo secreto (1985) o su versión de El pato silvestre, de Henrik Ibsen, en 1982. En 1986 recibe del Premio Miguel de Cervantes por toda su trayectoria literaria. Compagina su éxito en el campo de la literatura con su otra gran pasión, la pintura. En 1993 publica Libro de estampas, donde se recogen pinturas acompañadas de textos inéditos del autor. En 1997 ve la luz su última obra, Misión al pueblo desierto, estrenada en Madrid dos años después. En 1998 es nombrado presidente de honor de la Fundación Fomento del Teatro.